Después de la cena, Efraín Herrera no daba señales de querer irse. Bianca lo observaba y se preguntaba si de verdad no pensaba volver a su casa esa noche.
—Mami, hoy me voy a quedar a dormir con mi hermana, no voy a regresar a casa.
Lo dijo mirando a su madre, pero sabía perfectamente que Efraín la estaba escuchando.
—Claro que sí. Supongo que no hay problema, ¿verdad, Efraín? Mis niñas siempre han sido muy unidas. En cuanto se juntan, no se separan y se la pasan platicando.
Sara le sonrió con amabilidad.
—Sí, tiene toda la razón. Entonces vendré por Bianca mañana.
Efraín se puso de pie.
—Ya es tarde, me retiro.
—Efraín, espera un momento. Necesito hablar contigo. ¿Podemos salir un segundo? —dijo de pronto Claudia.
Bianca miró a su hermana con alarma. ¿Qué iría a decirle? Si era sobre la pregunta que le había hecho antes… Se levantó, dispuesta a intervenir.
—Tranquila, Bianca. No voy a decir nada que no deba, no te preocupes. Solo quiero preguntarle un par de cosas a Efraín.
Claudia t