—"La Luna tiene frío, la noche es muy oscura. Se envuelve en un rebozo, de tul y de blancura. "
La voz familiar hizo que Efraín se detuviera en seco. Era ella.
El guía iba a llamarla, pero Efraín lo detuvo con un gesto. Se apoyó en el marco de la puerta, ocultándose parcialmente, y la vio. Ahí estaba, sobre una tarima improvisada, su figura familiar. Alta, delgada, con una camisa blanca. Estaba un poco más morena y se había cortado el pelo. Había perdido algo de su feminidad, pero había ganado un aire de libertad y resolución.
—Niños, ¿alguna vez han visto la luz de la luna? —Su voz, vibrante y llena de entusiasmo, seguía siendo la misma. ¿No era precisamente esa vitalidad lo que lo había enamorado? Una leve sonrisa se dibujó en sus labios.
Nadie en el aula respondió. Claudia miró con extrañeza a las pocas cabecitas, todas giradas hacia la puerta. Siguió sus miradas y lo vio. Al reconocer a Efraín, recargado en el marco, se quedó perpleja un segundo y luego estalló en una risa radiant