Hace cuatro años, Alina estaba saliendo de un local nocturno, estaba a punto de cumplir los veinte años, su vida era una maravilla y todo lo que quería era terminar su carrera, para luego trabajar en expandir el negocio familiar, algo de lo que estaba a cargo con su hermano mayor.
Cuando el aire fresco le dio en la cara, solo sonrío y caminó hacia su auto que estaba a una cuadra del lugar, pero no contó con que alguien la atacaría, arrinconándola en un callejón.
—Dame todo lo que tengas, preciosa y no te pasará nada —le dijo el hombre, con aliento alcohólico y apretando una navaja en su cuello.
—Ok… pero si te apartas un poco, porque no podré sacar mis cosas, las tengo atrás —le respondió ella, tratando de mantener la calma.
En ese momento se arrepintió de haber ido sola, normalmente su hermano la acompañaba a esos lugares, pero ya que al día siguiente debía viajar, no quiso ir. Y ya que ella tenía tantas ganas de salir, no se aguantó.
El hombre se apartó un poco, lo suficiente p