Capítulo 110 El coloso

Atlas permanecía de pie en el balcón de la fortaleza de obsidiana, con los brazos cruzados sobre su pecho colosal. Su silueta era una sombra viva contra el horizonte ardiente; la luz de los fuegos eternos que iluminaban la ciudadela se quebraba en su armadura, haciendo resplandecer los grabados de runas oscuras que recorrían su torso. Su expresión era fría, imperturbable, como si el mundo entero no fuera más que un tablero en el que solo él podía mover las piezas.

Detrás de él, en la penumbra, se hallaba Leighis Noor, la santa dorada. Su sola presencia contrastaba con la dureza de aquel lugar. De pie, erguida y serena, su estatura de un metro noventa y tres la hacía imponente incluso entre los de su raza. Sin embargo, frente al emperador titán, parecía delicada, como una rama de sauce que se dobla con el viento, pero nunca se quiebra.

Su cabello, rubio como el sol en su cenit, caía en cascadas sobre su espalda y hombros, brillando en cada movimiento como si atrapara la luz inexistente
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP