—Necesito saber más sobre quién está detrás de esto —dijo Anthony, girándose hacia Alexander, que había estado escuchando en silencio—. Encuentra cualquier pista. Cualquier movimiento sospechoso, cualquier persona que tenga razones para querer a Katherine muerta.
Alexander asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.
—Nos ocuparemos de eso de inmediato, señor —respondió, saliendo rápidamente de la habitación para poner en marcha las investigaciones necesarias.
Una vez que Alexander se fue, Anthony cerró los ojos por un momento, el agotamiento pesando sobre él. Pero no podía permitirse descansar. Demasiado estaba en juego. Sabía que los enemigos ocultos eran los más peligrosos, y que Katherine estaba en el centro de todo.
—No dejaré que le hagan más daño —murmuró, aunque su voz apenas fue un susurro.
Richard lo observó por un momento antes de asentir con firmeza.
—Solo te dejaré hacerlo por la sospecha de que el hijo que espera puede ser tuyo, es mejor tener dos herederos listos