Katherine sintió un nudo en la garganta. Parte de ella había esperado que Anthony simplemente se marchara, que entendiera que ya era demasiado tarde. Pero otra parte, una que no quería admitir, se sintió removida por el dolor en sus palabras.
Sin embargo, ella ya había elegido su camino. Se había liberado de las cadenas que la mantenían atada a Anthony, y no había vuelta atrás.
—Es demasiado tarde, Anthony —dijo con firmeza, aunque su voz temblaba un poco—. Yo elijo a Héctor. Él me da la paz que nunca tuve contigo.
Anthony dio otro paso atrás, el dolor claramente visible en su rostro. Pero esta vez no trató de detenerla. Sabía, aunque le doliera admitirlo, que había llegado al final de su lucha por Katherine.
Anthony, aún con el dolor grabado en su rostro, se negó a dar marcha atrás. Sabía que lo había perdido casi todo, pero no podía irse sin luchar una vez más. Su corazón, acelerado por la tensión del momento, le recordó el instante en el que Katherine estuvo a su lado, la última ve