Avril jamas imagino que su esposo tendría un amante. Lo peor fue que al descubrirlo llegaria su desgracia, cuando a causa de eso perdió a su bebé, su dignidad, sus bienes e incluso la custodia de su propio hijo. Ella decide averiguar cual fue la razón, por el cual Sebastian se habia casado con ella en el pasado, para ahora hacerla sentir que la vida no valía nada, quitándole el derecho de madre. Decidida a vengarse, crea una alianza junto a un magnate que aparentemente es amigo de su ex esposo. Sin embargo Dimitri Volkat, guarda un secreto de su pasado y esta dispuesto ayudarla, con el único objetivo de que ella se haga pasar como su prometida con fin de cobrar la herencia que le dejo su padre. Avril acepto sin dudar, sin detenerse a pensar en las consecuencias que aquello podía arrastrar. No imaginaba que cuando dos personas comparten el mismo propósito y la misma sed de venganza, el destino cobra un precio mas alto del que se espera. Y volverse a enamorar no estaba en sus planes. «Después que una flor se marchitas, difícilmente vuelve a florecer»
Leer másDimitriLa observo discretamente. Ella realmente es una mujer hermosa, con mucha determinación por delante después de lo que le sucedió. Ahora mismo sé que está molesta por lo del móvil. Se le pasará sin dudas que sí. Mande a investigarla y supe mucho de ella, incluso me dio furiosa saber que la echaron de su propia mansión como si fuera una basuraUff, a ese imbécil le irámuy mal, cuando yo deje de invertir y cancele la alianza en el hotel que le quito a su exesposa. Varios hoteles de hecho. Pero lo que más me desconcertó descubrí, fue saber que perdió a su bebé, y a los días Sebastián Conrat, la despojo como un perro. Ahora entiendo la razón por la que desea ansiosamente que yo sea el inversionista mayoritario.—Dimitri... puede bajar de la tierra— comenta mirándome con la ceja alzada.Carraspeó antes de responder.—Estuve pensando en nuestra alianza, juntos, nada más. — Respondí con una sonrisa —Bueno espero que sigamos en nuestro plan. Me imagino que desea que avancemos cuánto a
Ahora que me había aliado con Dimitri Volkat, me sentí más tranquila porque tenía un As bajo la manga en cuanto a mis planes. Ser su novia, no veo que sea una mala idea; por lo menos podría empezar mi estrategia para lograr mi objetivo... mi plan de acabar hundiendo a ese par. En fin, dejo de lado esos pensamientos, guardo los papeles con la firma de ese hombre y la mía. Estaré esperando su llamada con ansias. Le dije que no tenía un móvil, por lo que me contactaría al mismo número, el de Keila. Espero poder avanzar rápidamente con esa alternativa y empezar a levantarme, volver a ser como lo era antes y no volver a perderme.Pronto saldré en los periódicos, pero quiero aparecer cuando tenga algo en mis manos, algo que me represente. Se había desatado un caos con la infidelidad de Sebastián y eso ya me había dado un poco de triunfo. Lo único que escuché es que contactaron a Keila y a mi tío para una importante reunión; aquellos colaboradores que estaban con él decidieron pedir sus acci
Dimitri elevó las cejas y por un instante no supe si mirarlo a él o al silencio que nos envolvía. Su presencia llenaba la sala con un olor a perfume caro, sus manos, siempre tan medidas Inspiré despacio, sintiendo el olor elegante. Garraspea antes de hablar. ¿Por que de repente me sentí nerviosa con este desconocido?—Y bien, esta dispuesto de ser mi inversor principal en mi nueva empresa.—Por mí no hay ningún problema — respondió sin chistar, su voz sono firme—. Puedo encontrarme con usted cuando todo este listo. Solo dígame por qué razón desea abrir una empresa; tengo entendido que usted ya es dueña de varios de los Hoteles Oasis.—Porque mi propio esposo me robo mis hoteles.Sus ojos brillaron con una sombra de sorpresa y, antes de que hablara. Le mostré una foto de Sebastián y de su amante.—Me imagino que conoce a mi exesposo —musité.—Exesposo —repitió él, con una media sonrisa en los labios—Así es. Ya no es mi esposo.—Una mujer como usted, tan bella y hermosa fue engañada y
Mi corazón se encoge al ver a mi hijo Andrés, de la mano de Esther, entrando al kinder. Desde la esquina lo observo en silencio, sintiendo cómo cada latido me empuja a cruzar la calle, a cogerlo entre mis brazos y no soltarlo. Quisiera acercarme, hablarle, abrazarlo tan fuerte que quisiera llevármelo conmigo y escapar juntos. Pero la orden de alejamiento que me impuso ese maldito de Sebastián me lo prohíbe. ¿Cómo es posible que me hayan arrebatado el derecho de ser madre? Me miro a mí misma y siento un vacío frío, pero también una furia que arde.No creerá lo que le tengo preparado. Pronto su nombre y esa fotografía recorrerán toda la rede social, todas la industria global sabrán que el gran CEO de Hoteles Oasis engañaba a su esposa. No es solo por la humillación, es por mi hija fallecida, por lo que me hizo firmar, por ese documento cuya firma dudo que sea mía. Pensó que podía jugar conmigo porque me había enamorado, que era fácil manipularme. Se equivocó. Me arrancó una parte de
Cuando abrí los ojos sentí la boca seca, pastosa, y un dolor agudo me atravesaba la cabeza como una punzada. Todo se veía borroso, pero de lejos podía distinguir la voz de Sebastian hablando por el móvil. Intenté incorporarme, pero algo en mí me decía que debía quedarme quieta. Entonces escuché mi nombre y me quedé inmóvil en silencio, escuchando.—No te preocupes, mi amor, no permitiré que nada malo te suceda. Lo mejor es que ella misma crea que lo mató. No me importaba esa bastarda; que se haya muerto fue lo mejor. Sabes que te amo. Ya eliminé todo el video de las cámaras de las escaleras. Fue un accidente, tú no tuviste la culpa. —Su voz sonaba fría, calculadora—. Por desgracia, ella llegó furiosa al hotel y nos descubrió… pero lo importante es que el bebé esté muerto y yo esté contigo.Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente. Me levanté bruscamente y, sin pensarlo, le di una cachetada. Sebastián quedó helado, mirándome con incredulidad.—¡Estás loca! —me gritó.—¿Cómo es posible…?
El dolor bajo mi vientre se intensificaba, mi corazón latía desbocado al ver cómo la sangre empapaba mi ropa.—¡Ayuda! —grité al borde del colapso.—Déjame llevarla al hospital— Replico el hombre.Enseguida vi a mi esposo correr hacia mí. Su rostro reflejó sorpresa, pero no le reclamé nada… no ahora, cuando mi bebé podía estar sufriendo por culpa de su amante.—¿Qué haces aquí?, ¿cómo pasó esto? —me preguntó con incredulidad.—Señor ella se encuentra mal.—Gracias yo la ayudare. Ve a ver las cámaras y cualquier cosa me llamas.—No me preguntes cómo pasó, porque fue tu amante la que me empujó. ¡Llévame al maldito hospital ahora! —le grité entre sollozos.Sebastián me miró asombrado, pero no negó mi reclamo. Me cargó apresurado y me sacó del hotel por la puerta de emergencia.Me quejaba de dolor a cada paso, sintiendo que en cualquier momento iba a desmayarme.—Eres una insolente. ¿Para qué viniste al hotel? —me recriminó con dureza.—¡No me digas nada, me duele mucho! —espeté apretando
Último capítulo