CAPÍTULO VEINTE

Erik:

Lo que más recordaba de mi mujer eran mis manos sobre su vientre, sintiendo cómo se movía nuestra pequeña, mientras le prometía con total seguridad que siempre estaríamos juntos, que todo estaría bien.

Su alegría, el roce de sus manos sobre mi rostro al decirme que seríamos una familia feliz, el suave sabor de sus labios al contacto con los míos…

—¿Erik? —Su voz me arrancó del recuerdo con rudeza, haciéndome poner de pie como si me hubieran sentado sobre brasas encendidas.

—Nunca debí venir aquí. Jamás debí pedirte ayuda —le digo, dejando bien claro cómo me siento.

—Ustedes, los ricos, creen que pueden hacer con los pobres lo que les venga en gana por un par de monedas, pero yo no soy así. Yo no soy tan miserable, Clara —escupo con rabia, sin importarme si mis palabras la hieren.

Antes de retirarme, la miro fijamente, dejándole a ella, por una vez, la incomodidad. Dejo su tarjeta partida en dos sobre su escritorio.

—Con su permiso.

Salí de su oficina con una mezcla de rabia y do
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP