Capítulo 35
Tienes cinco dedos en esta mano —dijo Vicente, tomando el dedo medio—. La mayoría de las personas todavía pueden escribir con el anular y meñique rotos, pero eso se complica si pierden este. ¡Discúlpate con Sofía, ahora!

—¡¡Discúlpame!! —sollozó Arturo en cuanto Vicente ejerció un poco de presión—. ¡Lo siento, lo siento mucho!

Vicente miró a Sofía, que lo observaba anonadada. Luego sacó su pistola y se la puso en la cabeza.

—Tengo mi arma sin seguro, y he practicado lo suficiente, como para tener buena puntería. Aunque desde esta distancia no puedo fallar ¿Verdad? —luego miro a Sofía y le dijo—¡Sofí, nena! Acércate, no te preocupes, lo tengo bien sujeto. Revisa sus tobillos y sus cinturas y sácales, sus armas.

Sofía no lo pensó dos veces, se levantó apresurada y le busco sus tres armas y efectivamente ahí estaban.

—¡Ya las tengo!

—¿Lo revisaste bien?

—Sí, solo tenía tres.

—Cariño, toma las llaves de mi camioneta, en mi chaqueta. Y Lanza las armas dentro de la guantera. Sofía b
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