Capítulo 27

—Siento que te culpas a ti mi misma de lo que te ocurrió, a cualquiera le pudo haber pasado.

— Quizás… Como se te seguía diciendo. Le expliqué a Arturo los problemas que tenía y se ofreció a ayudarme ofreciéndome trabajo de mesera en una discoteca de la que era dueño, “Rumba Disco”, la cual era muy popular y le generaba mucho dinero. Al principio todos mis problemas parecieron resolverse, me pagaba un excelente sueldo, pude comprar las cosas que necesitábamos, alimentarnos mejor. Durante todo el año que estuve trabajando como mesera en su negocio. Le tomé cariño a Arturo, me sentía protegida porque se portaba muy respetuoso conmigo, nunca mostró otra intención, bueno, al menos eso yo creía. Hasta el día que cumplí dieciocho años me celebró con una fiesta en mi casa, compró todo lo necesario, invité a mis amigos y la pasamos bien. Al día siguiente, cuando fui a trabajar al terminar de cerrar el negocio, me pidió que me quedara, que necesitaba hablar conmigo. Y me confesó que había esta
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