El ruido de los gritos era cada vez más ensordecedor conforme subíamos. La intensa luz del exterior me deslumbró debido a la penumbra del subterráneo. Cuando mis ojos por fin se acostumbraron, pude ver claramente lo que me rodeaba. Me di cuenta de que la sala en la que habíamos estado hace un momento era pequeña en comparación con el terreno que veía ahora. Era un bioma de pradera; las amplias y despejadas colinas se extendían a lo lejos hasta toparse con las enormes murallas, donde estaban las gradas del público. Era un pésimo lugar para comenzar, y al parecer, así estaba diseñado a propósito, ya que todos los participantes estábamos frente a frente, formando un círculo a una distancia no mayor de diez metros. Además, el paisaje que nos rodeaba prácticamente no ofrecía ninguna cobertura decente, solo algunos bloques de concreto repartidos en las orillas. El suelo apenas tenía el césped correspondiente al bioma que se veía en los alrededores. Volteé a mi alrededor, tratando de buscar
El público seguía vitoreando al campeón de los paladines, así que el presentador tuvo que levantar la voz para continuar la presentación.—Dejamos lo mejor para el final, damas y caballeros—dijo aquella voz con un tono más misterioso para provocar lo que parecía una dramática presentación. La gente se quedó callada, esperando la revelación de aquella voz. —Los rumores eran ciertos. ¡Después de más de 300 años, tenemos entre nosotros al único mago ofensivo conocido después del legendario Eryndor El'vanar!—De repente, sentí un nudo en el estómago; sabía que se trataba de mí y no sabía qué debía hacer.Gallen y Cian siempre decían que era importante ganar el favor del público, y ahora que se darían ventajas en función de eso, era obvio que importaba mucho más en esta ocasión.—Desde el pequeño poblado de Ironhelm les presento, al hechicero elemental: ¡Aldric Hawke!—gritó aquel hombre, anunciándome.Solo pude dar un paso al frente y me quedé prácticamente congelado. La respuesta del públi
Me levanté torpemente, adolorido por el golpe, y coloqué mi mano en mi costilla con la intención de realizar una cura y así poder continuar. Caminé como pude, evitando el caos que había a mi alrededor, pero mi enemigo me encontró rápidamente. Lo vi a varios metros de mí, y eso hizo que los nervios dificultaran la ya de por sí difícil tarea de realizar un hechizo de curación. Traté de concentrarme como hacía Aldric, pero era imposible. Aquella luz verde aparecía intermitentemente en mi palma, pero por más que intentaba, no podía mantenerla activa.El enorme hombre gritó y cargó de nuevo en mi contra, derribando a todo aquel que se atravesaba en su camino. Pero, para mi buena suerte, un participante logró detener en seco a aquel bólido dorado que hasta hace unos momentos parecía imparable. El participante (y también mi salvador) era uno de los enanos del equipo de Gnorf, y estaba solo, probablemente separado de su equipo, como me había pasado a mí. La sencilla armadura de cobre que porta
Sería difícil. Tharion tenía un arma de largo alcance con la que podía evitar que Sora se acercara de nuevo. Todo dependía de que pudiera golpearlo con algún hechizo lo suficientemente efectivo para desestabilizarlo.Recordé que el golpe que Sora logró conectar fue bastante eficaz. También sabía que, muy probablemente, su armadura era ignífuga y que las paredes de roca eran inútiles una vez que el paladín alcanzaba cierta velocidad. ¿Qué podía hacer entonces?Sora se lanzó tan veloz como un rayo, y Tharion apuntó su lanza contra él. Sora la esquivó ágilmente, pero tuvo que desviar su trayectoria hacia la izquierda. Aproveché la situación para hacer crecer una estaca de roca d
Me quedé mirando el panorama frente a mí mientras seguía maldiciendo mi espantoso inicio. Estaba tan seguro de mis capacidades que nunca pensé que estaría en una situación en la que de verdad temería por mi vida.A pesar de saber que, si moría, solo volvería a reencarnar, mi instinto de supervivencia me hacía sentir terror. Tenía miedo. Miré mis manos y estaban temblando descontroladamente.Sora se acercó por detrás, cojeando, y me dio una palmada en la espalda que me hizo volver a la realidad.—¿Estás bien? —me preguntó preocupado—. No te lo había querido decir antes... pero últimamente te comportas de forma extraña.Sentí un vuelco al estómago cuando escuché sus palabras. ¿Se había dado cuenta del cambio entre su amigo y yo? Era probable. Sabiendo lo cercanos que eran, algo así no pasaría desapercibido.Me quedé en silencio sin saber qué decirle, hasta que finalmente él habló.—¿Pasó algo con tu familia? Aquella noche que desapareciste... Estabas hablando acerca de tus padres... Y de
Me giré sobre mí mismo y me dejé caer al vacío, sin levantarme para evitar un impacto de aquellas potentes flechas.Rápidamente cree un vendaval para evitar lastimarme en la caída. El viento freno la mayoría del impacto y con cuidado me incorpore temiendo un ataque sorpresa, pero no paso nada, el silencio era absoluto.Abajo el espesor de la niebla era aún mayor y para empeorar la situación los árboles impedían aún más mi vista. Por un momento pensé que sería buena idea en dispersar la niebla de alguna forma, pero me detuve.Aún estaba temblando, tenía miedo de lo que podría encontrar bajo esa niebla.Sentí un nudo en el estómago y me detuve. Por unos instantes tuve el deseo de tirarme al suelo y envolverme con los brazos. Pero no podía, tenía que ayudar a mi amigo.Avance a ciegas entre los árboles por varios metros, intentando no hacer ruido para no llamar la atención de mi enemigo.Algo dentro de mí me decía que podría enfrentar a quien se atravesara en mi camino, pero entonces rec
Seguimos caminando entre aquella bruma, aún pendientes de que la bestia atacara de nuevo. La mujer iba agarrando el brazo de su marido mientras el fingía valentía caminando detrás de mí con la espada levantada.- Po... por cierto, yo soy Erwin, ella es Amanda. - dijo tímidamente tratando de romper el silencio.- Soy Aldric... - le dije despreocupado, solo contestándole para que su mujer no me odiara aún más.- Si... lo sabemos... De hecho, no es la primera vez que nos ayudas... - dijo Erwin. - Tú y tu amigo ayudaron a nuestro pueblo hace un año.- ¿Ah sí? - le dije ligeramente interesado a que pueblo se refería.- Si... ¡Somos de Drustania, por cierto! - dijo golpeándose la cabeza ligeramente al notar que había olvidado especificar el nombre de su pueblo.Drustania... Revise los recuerdos de Aldric y efectivamente había hecho un par de trabajos en ese lugar. Era un pueblo agrícola que pertenecía de cierta forma a Eldiora, y de hecho no estaba muy lejos de Ironhelm. Al parecer mi supos
El suelo temblaba y, poco a poco, la tierra mojada y los árboles que nos rodeaban desaparecían. Enormes paredes se levantaron frente a nosotros, encerrándonos en una vasta sala de muros y piso de piedra. Era una especie de castillo, aunque parecía más una mazmorra o calabozo debido a la ausencia de luz y al ambiente tétrico del lugar. Amanda seguía llorando desconsoladamente junto al cuerpo de Erwin.Me acerqué a ella y, con todo el tacto posible, le hablé.—Hay que irse... —le dije, mientras le tocaba el hombro.—No... —respondió, con voz baja y entre sollozos.Los muros se completaron y el suelo dejó de moverse. Teníamos que movernos; ahora que la niebla se había disipado, era solo cuestión de tiempo para que encontráramos a otros participantes.—Oye, de verdad siento tu pérdida, pero si no nos movemos estaremos en peligro...—¿Qué, lo sientes? —me interrumpió la mujer, entre llantos. Su voz se oía temblorosa y llena de furia—. ¡Tal vez seas hijo de Aranis, pero no eres para nada co