Oliver había estado lidiando con un tormento interno desde que Penélope le hizo aquella terrible solicitud. Sabía que era una decisión equivocada y que nunca podría seguir adelante con algo tan cruel, pero también temía lo que Penélope pudiera hacerle si se negaba.
Finalmente, después de varios días y años de lucha interna, Oliver decidió buscar a Nero para contarle la verdad sobre la solicitud de Penélope y deshacerse de ese peso que lo atormentaba.
Encontró a Nero en la mansión, rodeado de pañales y juguetes para el bebé. Se veía feliz y emocionado, y Oliver sintió un nudo en la garganta al pensar en la verdad que tenía que revelarle.
Se cercó lentamente al patio donde lo veía jugar con su hijo y este al verlo llegar se sorprendió.
—Nero, necesito hablar contigo —dijo Oliver con seriedad.
Nero miró a Oliver, notando su expresión preocupada.
—¿Qué pasa?
—¿Podemos hablar en otro lugar? Lo que tengo que decirte es delicado y no puede hablarse a los ventos de tu patio.
Nero asintió y lo