Capítulo 41. Las criaturas y los lobos no se mezclan
Olivia era una mujer fuerte y decidida como su padre: el alfa de una manada antigua. Y valiente como su madre: una humana que vivía en Brooklyn. A sus 22 años decidió que su vida en la manada había llegado a su fin. No era lobo como su hermano y padre ni humana como su madre, y eso era algo que la hacía sentir fuera de foco.
Las personas del pueblo la veían mal e incluso la maltrataban, sin importar cuántas vidas salvará, jamás era suficiente.
Así que un día, cuando ya no soporto más tortura y la única solución de su padre fue encerrarla porque castigar a su pueblo por maltratar a su propia hija no era bien visto para él; huyó de la cueva donde la tenían encerrada y se dedicó a estudiar medicina para hoy en día ser una gran doctora.
—Les recomiendo que la lleven a las montañas. Solo allí salvarán a esa niña. Si no la llevan, morirá.
Todos voltearon a verla con interés pero nadie dijo nada. Solo se mantuvieron en silencio, observándola. ¿Había dicho algo sobre un sitio que solo los