Mia le sonrió; era bastante guapo. Si no quisiera casarse con uno de la realeza, se habría conformado con él. Podía ver su aura con toda claridad y sabía que pertenecía al linaje alfa.
Los paparazzi no paraban de aclamar a Mia, que estaba casi cegada por los destellos de las cámaras. Emily se las arregló bien para bloquearla de la mayoría de las fotos y decirles que no iba a responder a ninguna pregunta en ese momento.
Nicolás envió a sus guardias tras los paparazzi, obligándolos a retirarse.
Se abrieron paso entre la multitud de curiosos hasta llegar a las puertas principales del palacio. Ella se detuvo cuando vio a un caballero alto y musculoso de pie en el vestíbulo delantero, junto a una mujer despampanante. Por las fotos supo que eran el Rey y la Reina.
Arlan y Leonora.
"Princesa", dijo Arlan, dando un paso adelante. "Es un honor conocerla por fin. Soy el Rey Arlan, y ella es mi esposa, Luna Leonora".
"Es un placer conocerte, querida", dijo la reina, inclinando la cabeza res