Nadia.-
Otra noche más en esta tortura, escuchando los gemidos de desgraciada que vigila y cuida de mi embarazo, trato de desviar la mirada, pero uno de los hombres de Yuri, un pervertido al igual que él sostiene mi rostro y me impide cerrar los ojos, mientras él embiste con total salvajismo a la loca.
— Sé que lo disfrutas Nadia –comenta con la respiración agitada sin dejar de moverse dentro de la mujer, ¡Asqueroso! –lo disfrutarás más, cuando me sientas sobre ti y dentro de ti.
El estómago se me revolvió, pero la loca al escuchar sus palabras lo apartó.
— ¡¿Qué dices?! ¿aún sigues pensando en follartela? –reclama furiosa, con su cuerpo desnudo ante la vista de todos sin ningún pudor–. me prometiste que yo sería tu mujer, tu esposa.
La mano de Yuri se alzó y con fuerza la abofeteó haciéndola caer en el piso, la cabeza de la loca rebotó.
— ¡¿Quién TE DIJO QUE PODÍAS HABLARME DE ESA MANERA ZORRA!? –se acercó y la pateó con fuerza en el abdomen–. ¡yo soy quien manda aquí! Jamás s