Nadia.-
Siento como la cabeza me da vueltas, mis parpados me pesan, pero me obligo a abrir mis ojos de inmediato una luz cegadora invade mis retinas.
Todo mi cuerpo se pone en alerta, trato de colocar mis ideas en orden, no dejarme llevar por el miedo, recuerdo mi entrenamiento con Emil y Desmond, en calma, pero en alerta.
Abro los ojos, dejo que se acostumbren a la luz, me incorporo y me sorprendo al ver que me encuentro en una habitación cómoda, con algo de lujo.
Me imaginaba estar en una plancha lista para ser torturada, en la mafia… puedes esperar cualquier cosa de tus enemigos, sin embargo esto no me tranquiliza para nada.
— ¡Despertaste! –me giro al escuchar la voz de Aleksi, se lanza sobre mí para abrazarme.
— ¿Aleksi? ¿Cómo es que? –me sonríe desviando la mirada por encima de mi hombro, sigo sus ojos y ahí lo veo, trato de disimular el odio.
— Ahora estás a salvo y junto a Yuri seremos una familia –me dice emocionado.
La realidad me golpea como un tren atropellándome,