Nadia.-
La idea de Lina después de todo no estaba tan mal, Emil y yo no habíamos tenido tiempo de estar juntos y solos, llego a mi habitación y noto sobre mi cama la bolsa elegante de color vino, reviso lo que esté en el interior mis ojos se abren tanto como si fueran a salirse de mis cuencas.
Esperaba un delicado y sensual atuendo de encaje y transparencias, pero no… meto la mano y saco un corsé de cuero en color negro con un gran escote y un cierre en color plata, con el corsé venia una tanga diminuta, un pequeño triángulo en la parte de adelante y en la de atrás solo unas tiras delgadas, el atuendo venía con unas medias del mismo color de red y la parte superior de los muslos estaban adornadas con encaje, en el fondo de la bolsa había una nota.
— Demuéstrale al dragón quien es su reina.
— ¡Ay Lina! –aunque tenía las mejillas del color de un camarón no podía negar que la idea de una noche de pasión y alocada con Emil me excitaba.
(…)
Me di un último vistazo en el espejo antes