Anita observa a Egor con admiración. Escucharlo hablar le da una idea de que realmente le agrada estar en esta casa con las personas que yacen en ella.
En ningún momento ha juzgado a nadie porque desde que entró a la mansión Romanov con la intención de matar a todos fue juzgada ¡sí! pero nunca de la manera en que ella pensaba, iba a serlo. Emily la recibió como si fuese una invitada y ahora ella quería huir de allí para no enfrentar la confusión que prácticamente está destruyendo su cabeza.
En el momento que se casó con Rixio pensó estar completamente enamorada de él, pero lamentablemente y considerando lo que siente en este momento, jamás lo estuvo. Y no es solo porque prácticamente la mutiló, sino porque el hombre con quien se casó no recibió el cariño que merecía y por esa razón no supo amar.
< No lo estoy excusando, pero pudieron ser mejores con él >, piensa con lastima hacia sí misma.
Hasta que recuerda las palabras de Darko: “Nadie tiene que pasar por esto, ninguna mujer debería