Nicolay se halla sentado al lado de la cama donde duerme Emily. No tranquila, pero si calmada. Se culpa directamente por lo sucedido. Su ira interior lo consume, razón por la cual no se ha movido del lugar la ultima hora. Siempre en la misma posición: el toso echado hacia adelante con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre las manos. Siempre culpándose. Dándose de bruces con la realidad.
Su propia realidad que lo consume como si fuera un fuego ardiente.
—Deberías ya dejar de culparte —la voz de Iván le saca de sus pensamientos —Emily es mayor y responsable de sus actos.
—Ella no debía salir de… —recuerda donde la dejó y calla —¡en fin! El culpable es Egor y debe pagar.
—¿Estás escuchándote? —reprocha un Iván molesto por la actitud de su amigo —. Nuestros padres que a Dios gracias murieron, hablaban de esa manera Nicolay. Siempre juzgando, buscando culpables cuando los verdaderos matones eran ellos…
—¿Y que mierda nos diferencia de ellos? —no grita, sus ojos encendidos en