Luego de la pequeña disputa que tuvieron Nicolay y Egor, este decide salir del despacho y tratar de dormir un poco. Su cuerpo duele como si hubiese sido sometido a un entrenamiento agresivo, lo que nunca hace por supuesto. Pese a que puede ser un hombre intransigente a veces, considera que su cuerpo es un templo y debe tratarlos con sutileza, los recuerdos de cuando era sometido a palizas por parte de su abuelo llegan a su memoria como flashes dolorosos que tratan de emular su error, ese que cometió con Emily. Ya el estrés y la falta de sueño le están pasando factura hasta sentir un desagradable mareo que casi le quita el aliento.
Lo cual no es más que la molestia por la ausencia de su mujer. sacude la cabeza dirigiéndose hacia la puerta luego de guardar en los bolsillos de su arrugado pantalón: el celular, las llaves de la casa y un dispositivo que usa para captar con más rapidez la señal emitida por la muñeca que conserva Emily y la pantorrilla de Egor. Por ahora las cosas se tendrá