Cuando su jefa le dio la noticia, los ojos de Susana se abrieron de par en par. Sabía mejor que nadie lo exigente y prestigioso que era aquel certamen.
Llegar a la final no era cosa menor. Participaban figuras reconocidas del mundo literario, tanto nacionales como internacionales. Además, el concurso se caracterizaba por su transparencia: nada de favoritismos, nada de arreglos por debajo de la mesa.
—Desde que fundamos la editorial, nunca habíamos llegado tan lejos en un concurso así —dijo su jefa con evidente emoción—. Siempre supe que tenías talento, pero lograr esto tan poco tiempo después de volver a escribir... ¡es increíble!
Susana sonrió. Para ella, llegar a la final ya era un reconocimiento inmenso. Algo que podía incluir con orgullo en su currículum.
Los días siguientes los dedicó por completo a preparar su nuevo manuscrito. El tema: el amor. Sabía que debía escribir algo potente, emotivo, lleno de giros que atraparan.
Una semana después, su historia estaba lista. Con el texto