98. enfrentándose a sus demonios
“Ethan Hayes”
Sigo sentado en el sofá del salón, mirando el techo. James prácticamente corrió a la ducha en cuanto llegó, mascullando algo de quitarse el olor a comisaría.
Pero lo conozco demasiado bien para no darme cuenta de que solo necesitaba un momento a solas.
Cierro los ojos un instante y dejo que el cansancio del día me golpee. La imagen de Mia temblando en mis brazos no se me va de la cabeza. Ni cómo sus ojos aún reflejaban miedo, incluso después de que todo terminara.
Unos minutos después oigo sus pasos en el pasillo. Seguro que ha ido a ver a Mia, como prometió.
Debería largarme. Es lo que toca. Mia ya está a salvo, James está aquí… no hay motivo para quedarme.
Pero, aun así, sigo clavado. Como si una parte enorme de mí necesitara comprobar que está bien, que ya duerme.
Los pasos de James bajando la escalera me devuelven a la realidad. Cuando levanto la vista, veo a mi mejor amigo parado en el último peldaño, pareciendo años mayor de lo que es.
—Se ha dormido —murm