82. ¡Murió por mi culpa!
La sonrisa de James se desvanece al notar mi expresión grave. Se acomoda mejor para mirarme de frente, frunciendo el ceño.
—¿Qué pasa, hija?
Las palabras se me atragantan en la garganta. ¿Cómo confesar que, por mi culpa, ella murió? ¿Cómo admitir que mi desobediencia le costó la vida?
—Es sobre mi madre —mi voz sale temblorosa. Cierro los ojos con fuerza, intentando contener las lágrimas—. Sobre… cómo pasó.
James aprieta mis manos suavemente, dándome espacio para seguir. Ese gesto, tan tierno, solo hace que mi culpa crezca. No lo haría si supiera la verdad.
—Todo empezó… —digo, fijando la mirada en nuestras manos entrelazadas—. Con una fiesta de despedida… Mis amigos se iban a la universidad, sería nuestra última juerga juntos por los próximos años.
Hago una pausa, tratando de ordenar mis pensamientos. Los recuerdos de esa noche irrumpen en mi mente sin pedir permiso: la lluvia torrencial mientras la esperaba, el timbre de mi móvil, el llanto de David al otro lado de la línea…