83. Tú tenías razón
“Ethan Hayes”
Llego temprano a la empresa después de una noche casi en vela. La desaparición de Mia, que pasó por completo de mi invitación a casa. Su mensaje seco y cortante: «mañana hablamos»… Todo eso alimentó mi insomnio.
La oficina aún está casi desierta, mejor así. Necesito ordenar unos papeles antes de que empiece a llegar la gente. Antes de que llegue ella.
Abro el portátil, pero no logro concentrarme. De forma automática, agarro el móvil por enésima vez: nada de mensajes suyos.
Normalmente, Mia ya me habría mandado un «buenos días» seguido de alguna queja sobre el clima.
—¿Qué demonios te pasa? —murmuro, pasándome la mano por el pelo.
Cuando el reloj marca las ocho y media, media hora después de su hora habitual, oigo abrirse la puerta. Mi cuerpo se tensa mientras desvío la mirada, pero, para mi sorpresa, no es Mia. Es James.
—Buenos días —me saluda, con pinta de no haber pegado ojo—. Vengo a avisar que Mia no viene hoy.
—¿Pasó algo? Tienes una cara horrible —comento