77. La paciencia es una virtud
 Tardo unos segundos en digerir la noticia. Suelto un suspiro profundo mientras miro a Ethan, que parece tan frustrado como yo.
 Seattle iba a ser… distinto. Un sitio donde no tuviéramos que escondernos tanto, donde pudiéramos robarnos algunos minutos de normalidad lejos de ojos conocidos.
 —¿Cómo que viene? —pregunto al fin, sin poder ocultar la decepción.
 —Miranda lleva el caso Morrison —explica—. Se enteró del viaje y decidió colgarse de la logística. Como vamos en el jet, James…
 —Le pareció buena idea —termino por él, con otro suspiro.
 —Sí. Tiene sentido; ella estuvo en Seattle hace unas semanas.
 Me muerdo el labio, imaginando tres días con Miranda pegada como una lapa. No por su pasado con Ethan, sino porque siempre consigue hacerme sentir… insignificante.
 —No cambia nada de lo que teníamos planeado, ¿vale? —Ethan se acerca y me sujeta la cara—. Solo tendremos que ser más discretos.
 —Tres días con Miranda respirándote en la nuca —murmuro, mirando hacia la ventana.
 —¿Celosa