46. Mala idea
“Ethan Hayes”
Siete pasos.
Esa es la distancia exacta entre el baño y la habitación de invitados, y Mia ha logrado convertir ese breve trayecto en una verdadera prueba para mi autocontrol.
Mis ojos recorren involuntariamente sus piernas desnudas, y es imposible apartar la mirada.
La camisa, mi camisa, parece casi provocadora en ella, apenas cubriendo lo necesario. Por un momento, casi olvido por qué está aquí.
Casi.
Pero la imagen de ella, temblando y llorando en el baño, regresa rápidamente a mi mente. Respiro hondo y me recompongo, alejando cualquier pensamiento indebido.
¿Qué clase de hombre sería si dejara que el deseo se apoderara de mí cuando ella está claramente vulnerable?
—El pantalón no me quedó —murmura, tirando inútilmente del borde de la camisa hacia abajo.
—Ya lo noté —respondo, manteniendo mis ojos fijos en su rostro—. Vuelve a la habitación, come algo y descansa, Mia. Para eso estás aquí.
Ella duda, pero asiente y finalmente se dirige al cuarto. Solo cuando