35. no va a haber una tercera vez
Ethan me mira fijamente, como si estuviera sopesando si seguir adelante con esto o echarse atrás. Entonces, sus ojos bajan a mis labios, y eso parece bastar para que olvide todo lo demás.
Nuestros labios se encuentran en un beso ardiente, y esta vez no hay titubeos ni sorpresas. Es como si retomáramos justo donde lo dejamos hace unas horas.
Mis manos se deslizan por su abdomen, aferrándose a la tela de su pantalón para atraerlo aún más cerca, si es que eso es posible. Su mano suelta mi cuello y se enreda en mi cabello, echándome la cabeza hacia atrás.
—Esto es una locura —murmura contra mis labios, pero en lugar de apartarse, me besa de nuevo.
Su lengua se adentra en mi boca, sin prisas, pero con la misma intensidad de siempre. Su mano abandona mi cabello y baja hasta mi trasero, apretando su erección contra mí.
Dejo escapar un gemido bajo y, cuando me froto contra él, Ethan se detiene. Se aparta lo justo para mirarme a los ojos.
—¿Te vas a rendir ahora? —lo provoco. Ethan esboza una