16. Fue solo un malentendido
Sin pensarlo dos veces, me acerco a la entrada del pasillo, escondiéndome detrás de un enorme macetero mientras los observo desde lejos.
Se detienen frente a una joyería y siguen conversando. La mujer, esbelta, de cabello corto y oscuro, ríe por algo que Ethan dice, lo que lo hace relajarse aún más.
Siento un nudo en el estómago y ni siquiera sé por qué. Tal vez porque la única vez que lo vi así, tan despreocupado, fue aquella noche.
—¿A quién estamos espiando exactamente? —susurra Vitória, haciéndome dar un salto del susto.
Con la mano en el pecho, me giro para mirarla, encontrándome con su sonrisa burlona, claramente divertida con la situación. Parpadeo un par de veces, cayendo en cuenta de lo ridícula que es toda esta escena.
Siento cómo me arden las mejillas de vergüenza. Rápidamente, fuerzo una expresión de naturalidad, como si hace unos minutos no estuviera actuando como una adolescente fisgona, espiando a mi jefe como si fuera lo más normal del mundo.
—Patético —mur