—No hizo nada. Tú causaste esto, Rebel. Tú provocaste la muerte de Luna —giré la cabeza para mirar a Román y me enderecé, caminando hacia él.
—Oh, no parecías tan afectado por Luna cuando tenías la boca de otra mujer ocupada con tu verga—dije, arqueando una ceja. Sus ojos se abrieron como platos. Todos quedaron en silencio. Incluso escuché una brusca inhalación que seguramente vino de Daniel y Dylan.
—No sé de qué estás hablando —respondió, desviando la mirada, y yo solté una risita.
—No te hagas la víctima, Román. Yo estaba en esa misma habitación. De hecho, hasta me contaste sobre las dos mujeres. Oh, qué tonta soy —dije, golpeándome la frente para darle un efecto dramático.
—Yo era Natalia. Así que sí...no parecías tan devastado ¿eh? Esa que, según tú, era el amor de tu vida. Qué risa me da. Lo cual me parece hilarante, considerando que estabas bebiendo y pasándola de maravilla con su asesina —le grité la última parte y él se estremeció en su silla, pero parecía confundido.
—¡Sí, tú