Punto de vista de Ángel
Con la ayuda de mi mamá y la enfermera, me levantan de la cama para ir al baño. Al mirarme en el espejo, no siento más que asco.
Mi cara está hinchada, alrededor de mis ojos está morado, me veo como un panda y lo que debería ser blanco está rojo, tengo con moretones en el cuello, hematomas en clavícula y las costillas, marcas de dientes en los pechos y cortes en el abdomen, mis muslos también están amoratados. No necesito verificar cómo está mi zona íntima porque puedo sentir el daño y el solo recordarlo hace que me invadan las náuseas, por lo que me arrastro hacia el inodoro para vomitar, tratando de respirar profundamente, aunque apenas puedo hacerlo por el dolor.
Regreso frente al espejo y exhalo con pesadez. Mi cabello está enredado y manchado con sangre seca. Un vendaje cubre mi nariz rota que tuvieron que reacomodar. Mi reflejo me muestra a alguien que parece haber sido arrollada por un camión. Sobreviví, sí, pero internamente sé que jamás volveré a ser q