—Para que conste, me iré como nómada. No puedo estar en un club que ha tratado a una de los suyos como ustedes lo han hecho. Me avergüenza ser conocida como miembro de los Príncipes de la Oscuridad. —Me detuve en seco cuando Dylan se quitó su chaleco y se lo entregó a Blaze. Mis ojos se abrieron como platos mientras él caminaba hacia mí con una sonrisa.
—No hagas esto. Aquí es donde perteneces, este es tu hogar. —Le dije, sin querer que cometiera el mayor error de su vida.
Él extendió su mano hacia mi rostro y acarició mi mejilla con sus nudillos.
—No, Rebel. Tú eres donde yo pertenezco, tú eres mi hogar. Donde tú vayas, yo voy, igual que Daniel. Ahora vamos, regresemos a casa a descansar. Necesitamos prepararnos para ir a buscar a tu hermana. —Dijo antes de besarme la frente.
Daniel se acercó a nosotros, seguido por su abuelo. Daniel me besó, luego besó a Dylan quién se tensó.
—Está bien, él lo sabe y no tiene problema. —Murmuró contra sus labios.
—Rebel, ¿puedo hablar contigo? —Pre