—Antonio lo ejecutará esta noche. Ángel no debe acercarse a esto, son órdenes directas de Antonio. No quiere que esté más estresada de lo que ha estado en los últimos meses. Alessa estará presente, al igual que Mateo y Catalina —le informé y él asintió con la cabeza. Había sido extraño estar cerca del rey y la reina de la mafia.
Ambos se amaban profundamente y eso se notaba en la forma en que se miraban. El hermano de Catalina, Andrés Blanco-Romero, había llegado esa mañana. Él y Catalina se parecían tanto físicamente que resultaba increíble pensar que no fueran gemelos. Andrés era siete años mayor.
—Son buenas personas cuando no estás en su lado malo —comentó mi padre y se estremeció. Yo había escuchado los rumores entre algunos de los hombres de Moretti, especialmente sobre Catalina. Era una fuerza letal, incluso más que Alessa, lo cual ya era decir mucho.
—Sí, eso he oído. Uno pensaría que ya deberíamos estar acostumbrados a estar rodeados de la mafia —dije con una risita y él me so