Mi familia y la suya estaban de pie, observándola mientras pasaba junto a ellos con su bata de hospital y los pies descalzos. Entonces, la vi tomar un arma de su tío al pasar junto a él.
“¡Ángel, Detente!” Grité, pero ella solo empujó la puerta y salió.
“¿Por qué le diste una maldita arma?” Le grité a Gianni, quién se rio.
“También le di las llaves de mi SUV. Ella necesita hacer esto”. Se burló, así que le di un puñetazo.
No me importaba si acababa de golpear al segundo de Antonio. Corrí tras ella escuchando gritos de la gente que se apartaba al verla caminar con la pistola en la mano. La sangre le corría como rayas por el brazo, hasta los dedos.
La alcancé y sujete por los hombros, entonces me miró con lágrimas rodando por su rostro.
“Ella nos quitó a nuestros hijos, así que le quitaré la vida”. Susurró, por lo que la abracé y besé su cara.
“Recuperaremos a Rebel. Te prometo que la recuperaremos”. Le dije mientras le quitaba el arma de las manos, sus piernas cedieron y la sostuve ant