Punto de vista de Salvaje
Finalmente tenía a mi chica donde debía estar; en mi cama, retorciéndose por la anticipación. Sabía lo salvaje que podía ser, siempre lo había sido. Lo que dije sobre que era aburrida en la cama fue una maldita mentira, y fui un estúpido hijo de puta por haber dicho algo así.
Agarré su blusa, la rasgué y la contemplé; sus pechos, apenas cubiertos por una fina tela de encaje, rebotaron. Bajé las copas del brasier, tomé su pezón en mi boca y succioné con fuerza, al mismo tiempo que subía mi mano para apretar el otro. Mordí y tiré de él, provocando que su espalda se arqueara separándose del colchón mientras gemía.
"Ryder." Gimió mi nombre y eso me excitó aún más.
Mi polla estaba tan dura que me froté contra sus muslos. Solté su pezón y le di la misma atención al otro, después besé su pecho hasta llegar a su cuello, donde mordí y succioné, subiendo hasta sus labios.
Tomé sus labios entre los míos, mientras la besaba, ella se aferraba a mi cabello, gimoteando, sus