"Sabes delicioso, ¿no crees?" Le pregunté entre besos.
Ella me empujó hacia atrás y se puso de rodillas. No perdió tiempo, abrió la boca y me tomó en un movimiento fluido. Su lengua giró alrededor de la punta, lamiendo el líquido preseminal que goteaba. Su mano apretó mi eje bombeando hacia abajo, su boca la seguía, hundiendo sus mejillas mientras succionaba, tirando hacia arriba. Cada vez me llevaba más profundo hasta que la punta tocaba el fondo y ella se ahogaba. Lo hizo varias veces hasta que su garganta se relajó.
Mi mano se cerró en su cabello y mis caderas se movieron hacia adelante cuando ella se quedó quieta, levantando la cabeza para mirarme. Maldita sea, verla de rodillas con mi polla en su boca era mi perdición. Empujé con un gruñido y ella gimió alrededor de mí mientras sentía cómo entraba en su garganta. Observé cómo su garganta se movía. Su mano se deslizó entre sus piernas y sus dedos desaparecieron dentro de su coño.
"Joder Ángel, voy a venirme". Gimió de nuevo, envian