—El oso de peluche tiene un mensaje. ¿Puedes leerlo? —le pregunté mientras ella colocaba la foto suavemente y levantaba al oso marrón y peludo de la canasta. Caminó hacia una silla, se sentó y examinó al oso antes de ver las patas.
La seguimos, y Michela estaba grabando esto para enviárselo a mi mamá. Sabía que le habría encantado estar aquí si no estuviera en otro país luchando contra las subastas. Así podía tener este recuerdo.
—¿Qué dice, Melo? —le preguntó Mav, y ella miró a su papá con lágrimas corriendo por su rostro. Fue entonces cuando vi a mis papás sonriendo, observando todo esto. También el club. Todos estaban en silencio, esperando a que ella leyera las palabras.
—Para la mejor hermana mayor, no puedo esperar a conocerte. Besito, besito. —dijo y yo le sonreí. Ella saltó y caminó hacia mí, abrazando mis piernas antes de levantar mi camiseta y besar mi barriga.
—Gracias, hermanita, amo mi regalo y no te preocupes, te compraré muchos regalos. Te amo. —besó mi barriga de nuevo