Gabriel, con una expresión indescifrable, inquirió:
—¿Solo para eso querías verme? ¿Para hablar de esto?
—No... no es eso. Tengo otras cosas importantes que decirte, pero antes necesito aclarar este punto. ¡Es muy importante para mí!
Regina lo miró con una fijeza cargada de seriedad.
Él le sostuvo la mirada un instante.
—No —respondió con sequedad.
Un alivio fugaz recorrió a Regina, pero la duda persistió.
—Pero te vi con ella en la reunión de exalumnos esa noche...
«Y hasta dejaste que te tomara del brazo.»
Eso último no se atrevió a decirlo en voz alta.
—Tú también estabas ahí, ¿o no?
Una sonrisa que no llegaba a sus ojos, cargada de escepticismo, se dibujó en los labios de él.
—¿Y tu novio sabe que te viste conmigo para hablar de esto?
—¡Luis no es mi novio!
Regina se apresuró a explicar:
—Su prima me pidió que lo acompañara, como un favor. No quería que él pagara todo en la reunión.
Gabriel rio con un tono de burla.
—Pero «qué considerada» eres.
Ella esperó un momento. Al ver que n