—¿Cómo puedes seguir defendiéndolo a estas alturas?
Regina no defendía a Gabriel, simplemente exponía los hechos. En aquel momento, su única obsesión era vengarse de Jimena, y por eso había actuado así. Más tarde, también por venganza, se había acercado a Gabriel, con la intención de conquistarlo.
Y al final, había terminado por arrastrar a Mateo, quien ahora convalecía en un hospital…
¿Acaso no era esto el karma?
—Aunque tú lo hubieras provocado, habías bebido, ¿no es así? Él estaba sobrio, ¿verdad? Sus familias se conocen, por edad ¡prácticamente es como si fuera tu tío! ¿No crees que es un canalla por haberse aprovechado de ti?
—Creo que él también había bebido.
Andrea estuvo a punto de replicar que un hombre borracho difícilmente podría… pero al ver el estado de Regina, prefirió no seguir discutiendo. Suspiró y le preguntó:
—Bueno, ¿y ahora qué piensas hacer?
«¿Qué hacer?» La cabeza de Regina era un torbellino de ideas confusas. Mantenía la mano sobre el vientre. Bajó la mirada un