—¡Cierto! Gabriel acaba de llegar, no creo que se vaya tan rápido. Le voy a marcar a Nati para que venga, ¡seguro alcanza a llegar!
Regina escuchaba con atención cuando su celular vibró dentro de su bolso de mano.
Lo sacó y vio que era un mensaje de WhatsApp.
Era de Gabriel:
[¿Nos vamos?]
Ella giró la cabeza y, de sopetón, se encontró con una mirada.
Su pulso se aceleró de golpe.
Los ojos de él eran de un negro profundo, serenos; parecían haberla estado observando durante un buen rato, pero mantenían una calma profunda.
Ella apretó el celular y, sin demora, bajó la mirada para responder:
[Sí.]
[Te espero afuera.]
Al leerlo, sintió cómo se le aceleraba el pulso. Levantó la vista de nuevo y vio que Gabriel ya se encaminaba hacia la salida.
Observó cómo su silueta se perdía de vista y, acto seguido, guardó el celular en el bolso y se levantó para buscar a Alicia.
...
Silvia no daba crédito a que su hijo quisiera marcharse tan pronto. Estaba que echaba chispas.
—Pensé que por fin había ent