Capítulo 35
—Entonces, muchas gracias, doctor Solís.

Elena tomó con naturalidad el café de las manos de Gabriel, y bebió un sorbo con evidente desagrado.

—Demasiado dulce. Esto no es nada sano, deberías tomar menos estas cosas.

Dejó el vaso a un lado y se puso a conversar con Gabriel. Hablaban de temas médicos especializados, y Regina no tenía cómo intervenir; solo podía observar la cercanía entre ellos.

Mateo intentó incluirla en la conversación.

—Regi, ¿ya encontraste dónde vivir?

Ella respondió:

—Sí, ya encontré y me mudé.

—¿En qué área?

—En Residencial La Esperanza.

—¿Cuánto pagas al mes?

—Doscientos cincuenta dólares.

Al escucharla, los otros dos guardaron silencio y la miraron.

Mateo se mostró muy sorprendido.

—¿Rentaste un departamento completo de una recámara o compartes con alguien?

—Es completo.

—¿Solo doscientos cincuenta por un departamento completo? Recuerdo que en ese residencial las rentas empiezan en quinientos. Elena incluso fue a ver el año pasado, pero no encontró nada a buen pr
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