Mónica se acercó con una sonrisa.
—Gabo.
Sebastián Sáenz le lanzó una mirada a Gabriel que lo decía todo, antes de dirigirla hacia su inquieta hermana. Andrea estaba junto a Regina y, para colmo, Maximiliano también estaba por ahí.
La reunión prometía ser de lo más entretenida.
La subasta de ese día ofrecía, sobre todo, joyas y obras de arte. La casa de subastas había enviado las invitaciones con dos semanas de anticipación y la mayoría de los asistentes eran mujeres; apenas se veían hombres.
Por eso, en cuanto aparecieron dos hombres tan atractivos, acapararon todas las miradas.
Regina también estaba ahí.
Todo el mundo sabía que se había casado con Gabriel y luego se habían divorciado.
También era de conocimiento público que había sido novia de Maximiliano, y que Mónica, a su vez, había sido la novia de Gabriel antes de todo.
Y para rematar, Regina y Mónica eran medias hermanas.
La situación era tan enredada que parecía sacada de una telenovela.
En este mundo nunca falta gente a la qu