Capítulo 337
A la mañana siguiente, Gabriel se despertó con una jaqueca nítida y punzante, la inconfundible secuela de una borrachera.

Se frotó el entrecejo y se incorporó en la cama.

De repente, una voz de mujer lo sorprendió.

—Gabriel, ya despertaste.

El cuerpo se le tensó de golpe. Levantó la cabeza hacia el origen de la voz y, al reconocer la cara de la mujer y el lugar donde se encontraban, su expresión atractiva se ensombreció.

—¿Qué haces aquí?

—Andrés me llamó anoche. Me dijo que viniera, que no quería dejarte solo aquí. Me pidió que te cuidara.

Mónica se dio la vuelta para abrir las cortinas y dijo con una voz suave:

—Métete a bañar. Te preparé un caldo para la resaca, te vas a sentir mejor si te lo tomas.

Gabriel bajó la vista; seguía con la ropa del día anterior. Nada debió de haber pasado.

Se levantó de la cama y fue al baño.

Cuando salió, ella le tendió un termo.

—Lo preparé anoche en cuanto me llamaron. Lo acabo de revisar y todavía está caliente, tómatelo así.

Observó la avidez en la
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP