Alguien con malas intenciones le envió a Gabriel las fotos de Regina comiendo con Maximiliano.
Estaba a punto de subir a su carro para ir a casa cuando vio las imágenes en la pantalla y entrecerró los ojos con recelo.
Le marcó a Alan.
—Necesito que rastrees un número. Te lo mando.
—Claro que sí, señor Solís.
Tras colgar, volvió a revisar las fotos. Deslizó la pantalla con sus dedos, largos y elegantes, mientras su semblante se volvía serio por momentos.
¡Se había atrevido a ir a comer con Maximiliano!
Gabriel notó que el plato de Regina estaba casi vacío. Se rio con sarcasmo. Así que con él sí que tenía buen apetito.
Siguió pasando las fotos una por una hasta que llegó a la imagen de Maximiliano tomándole la mano. La cercanía entre ambos en el restaurante, sin importarles quién los viera, hizo que su expresión se agriara todavía más. Arrojó el celular al asiento del copiloto y arrancó con brusquedad.
***
Regina regresó al departamento de Andrea. Mientras estaba parada frente a la puert