—Regi, qué coincidencia. Tú también por aquí.
Mónica se acercó con naturalidad, sonriéndole con una dulzura que no disimulaba su actitud de superioridad.
Regina se quedó tiesa. Miró a la mujer que se plantó frente a ella y no pudo reaccionar. ¿No se suponía que estaba en Estados Unidos? ¿Por qué regresó?
—Mónica, ¿es amiga tuya?
Junto a ella venía una mujer de pelo corto y rubio, con un estilo punk muy llamativo.
Mónica se volteó para responderle.
—Es mi hermana.
—¿Tu hermana?
La mirada de la mujer hacia Regina se volvió extraña.
—¡Regi, no sabía que tenías una hermana! —exclamó Verónica, muy sorprendida.
La expresión de Regina se tensó.
—Soy hija única. No sé de dónde sacas que somos familia, porque ni siquiera te conozco.
Tras decir eso, se dio la vuelta y se dirigió a otra parte de la sala. Caminaba tan rápido que no escuchó a Verónica, que la llamaba desde atrás. No se detuvo hasta que perdió de vista a Mónica.
Verónica la alcanzó, con la respiración agitada.
—Regi, ¿por qué te sal