—¿Un doctor?
Constanza acababa de ver cómo la suegra de Regina le compraba una fortuna en mercancía.
—¿Su esposo se apellida Solís?
—Y tú, ¿cómo sabes?
Le contó que se había encontrado con Regina y su suegra mientras buscaba un vestido de gala.
Al otro lado de la línea, Jimena no le creyó.
—Imposible. Gabriel es solo un doctor. Si su familia fuera tan rica, no se dedicaría a la medicina…
Constanza la interrumpió.
—Lo vi con mis propios ojos. Su suegra le gastó a Regina más de seis millones de dólares sin pestañear. Y Regina, a fin de cuentas, se crio con los Valderrama. ¿No sabes el nivel de vida que tienen? También son de dinero. Además, tú misma dijiste que los papás de Maximiliano la quieren como a una hija, ¿crees que dejarían que se casara con un simple doctor?
—¡Se casó con Gabriel solo para vengarse de mí! —gritó su interlocutora, con un tono agudo y estridente.
La reacción la dejó confundida.
—¿Conoces a ese tal Gabriel?
—Lo conozco desde hace años —contestó con impaciencia—. Y