—Si hubiera sabido que el doctor Solís era así, no me habría quedado como imbécil esperándolo todos estos años. Y ahora resulta que a mí ya se me pasó el tren y él se consigue a una mocosa. ¿Cómo se supone que me sienta? Ahora todo el mundo se está burlando de mí.
—Para una mujer es más fácil encontrar pareja que para un hombre. Además, eres guapa y te va bien, no te va a faltar quién quiera salir contigo.
—Solo lo dices para que me sienta mejor. Ya sabes lo que dicen: los hombres a los treinta están en su mejor momento, pero las mujeres a esa edad ya tienen pocas oportunidades.
Las voces del interior cesaron, pero Jimena se quedó inmóvil en el pasillo, impactada.
En ese momento, la puerta se abrió. Elena la vio y arrugó la frente.
—¿Qué haces aquí?
Jimena, que llevaba puestas unas gafas de sol, observó a la doctora, se mordió el labio y, sin decir una palabra, se dio la vuelta y se fue.
Mateo vio a la persona en la puerta y puso mala cara.
—¿Estaba escuchando?
A Elena no pareció impor