—¿No me estás mintiendo?
—¿Crees que te mentiría con algo así?
Alicia continuó:
—Regi me lo dijo. Ella y Gabriel ya se casaron por el civil. Ahora Gabriel es nuestro yerno con todas las de la ley, ¡solo falta la boda para que todo el mundo se entere!
Javier seguía mirando a su esposa con desconfianza.
—¿Qué? ¿Todavía no me crees?
Alicia dejó el vaso de agua y sacó su celular.
—Le voy a marcar para que Silvia te lo diga ella misma.
—No, no, está bien.
Javier la detuvo. Bebió un par de tragos de agua, pero no lograba calmar la conmoción y la emoción que sentía.
¿Cómo no iba Alicia a entender lo que sentía su esposo en ese momento? Se la pasaba hablando de Gabriel, de lo bueno y capaz que era, y lamentándose de que su propio hijo fuera un bueno para nada que solo le daba dolores de cabeza.
Y ahora, Gabriel era su yerno. Prácticamente su hijo.
¡Cómo no iba a estar emocionado Javier!
—Regi… ¿cómo fue que empezó a salir con Gabriel?
—Ah, eso tendrías que preguntárselo a él. A ver cómo le hiz