Capítulo 121
Por la noche, había preparado un consomé que mantenía caliente en la olla de cocción lenta, listo para servirse. También había costillas en adobo y pollo con champiñones, platillos que había cocinado por la tarde y guardado en recipientes térmicos. Para acompañar, preparó rápidamente una ensalada.

Gabriel hizo una llamada en el estudio, y para cuando salió, Regina ya tenía la cena servida en la mesa.

—Vaya, qué rápido.

—Pensé que llegarías con hambre, así que te guardé un poco de lo que hice. La ensalada sí la acabo de preparar, para que estuviera fresca.

Él observó la porción que le había servido; era la cantidad perfecta para saciar su apetito.

—Muchas gracias.

—No tienes que agradecer. Para eso estoy, soy tu esposa.

Él no dijo más y se sentó a comer. Ella tomó asiento a su lado y se quedó mirándolo, con el mentón apoyado en la mano.

—Deberías irte a descansar. Yo recojo todo cuando termine.

—No te preocupes. De hecho, quería platicar algo contigo cuando acabes.

Gabriel levantó la vi
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