Capítulo 107
Mientras cenaban fuera, Regina no dejaba de observar de reojo la expresión de Gabriel. Estaba igual que siempre, indiferente, pero tampoco parecía estar de mal humor.

Ella comió poco, algo que su esposo notó.

—Cuando termines, vamos a la clínica a que te revisen.

—A esta hora ya no hay doctores.

—Hay en urgencias.

No era para tanto como para ir a urgencias; bien podría esperar hasta mañana para volver a la clínica. Pero Gabriel le explicó que él tenía guardia esa noche, así que podía llevarla sin problemas.

Al no haber gente esperando, la revisaron en cuanto llegaron. Le recetaron algo y la mandaron a casa, diciéndole que no era nada grave, solo una indigestión. La recomendación fue simple: comer a sus horas, incluir más verduras en su dieta y descansar bien.

Gabriel le mandó un mensaje.

[¿Ya casi terminas? Le digo a Alan que pase por ti.]

Regina se negó y prefirió tomar un taxi de regreso.

Al llegar, se sentía agotada, pero sin ganas de dormir. Después de ducharse, se sentó en el sofá
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