Andrea le insistía en que tomara la iniciativa, pero Regina se sentía tan mortificada por el asunto del falso embarazo que no sabía dónde meterse, así que ni se atrevía a dar el primer paso.
—¿Mañana descansas?
Estaba chateando con Andrea cuando escuchó la pregunta. Levantó la vista y vio a Gabriel al otro lado del sofá, observándola con el entrecejo arrugado.
Dejó el celular a un lado y asintió.
—Entonces... vamos al cine.
Creyó que había escuchado mal.
—¿Tú también descansas mañana?
Recordaba que Gabriel estaba tan ocupado que casi nunca tenía un día libre; siempre estaba en la clínica o en la oficina.
—Mañana me tomo el día.
Gabriel añadió con calma:
—La otra vez dijiste que querías invitarme al cine, ¿no?
—Ah…
A Regina se le aceleró un poco el corazón y parpadeó.
—¿Dije eso? No me acuerdo.
Las facciones de Gabriel se veían más tensas.
—Dijiste que una compañera te había regalado dos boletos. ¿Qué? ¿Saliste con ese tal Luis?
Al escuchar el nombre, supo que estaba celoso, y no pudo e